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Lo que leemos en la Biblia tiene que ver con todos los seres humanos, sean cristianos o judíos, ateos o agnósticos, budistas, musulmanes o adherentes a alguna de las filosofías o nuevas religiones que surgen en el mundo. ¿Por qué? Ver mayor información sobre este interesante libro.
Jesus saith unto him, I am the way, the truth, and the life: no man cometh unto the Father, but by me.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Jesus spricht zu ihm: Ich bin der Weg und die Wahrheit und das Leben; niemand kommt zum Vater, denn durch mich!
¿Enseñó Jesús contra la pena de muerte? muestra a través de las Escrituras de la Biblia que la Palabra de Dios--incluyendo el Nuevo Testamento--sanciona la pena capital para adultos que cometen crímenes de violencia tales como asesinato en primer grado, violación, y otros actos de violencia dignos de muerte. NOTA: Hemos dicho crímenes de violencia, NO pecados. Mientras que los crímenes de violencia son pecados, son diferentes a los pecados de inmoralidad (adulterio, fornicación, idolatría, etc.), que se castigaban con la pena de muerte SÓLO bajo el Antiguo Testamento.
Este artículo se centra exclusivamente en la cuestión de si los ancianos que han cometido crímenes dignos de muerte, según la Biblia, deben recibir la pena de muerte. En el caso de los ancianos, los crímenes fueron cometidos generalmente cuando eran más joven.
¿Nos ordenan las Escrituras bíblicas que tengamos en cuenta su edad y debilidad a la hora de decidir si debemos ejecutarlos? El hecho es que no encontramos tales instrucciones en la Palabra de Dios. Por lo tanto, si nos abstenemos de ejecutarlos simplemente porque han envejecido, estamos haciendo nada menos que distinción de personas por su edad, y / o el estado físico que la edad les ha traído. Sobre esto, la Biblia no guarda silencio.
Las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento nos hacen saber en términos inequívocos que los jueces deben tratar a todos por igual. Una de las muchas Escrituras que nos dicen esto es 2 Crónicas 19:5-7, que dice: "Y puso jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, por todos los lugares. Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis. Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho...."
El pasaje anterior no sólo nos dice que no hagamos distinción de personas cuando juzgamos, sino que también nos dice que temamos, si lo hacemos. ¿Por qué? Porque Dios está detrás del juicio que se lleva a cabo según Sus instrucciones, y ante Él todos somos iguales. Cuando se trata de juzgar, ya sea para recompensar o para castigar, el Señor no favorece a los ricos ni se compadece de los pobres (Lev. 19:15, Ex. 23:3). Las mujeres que cometen pecados y crímenes dignos de muerte deben ser ejecutadas igual que los hombres (Lev. 20:10). La Ley de Dios debía aplicarse a todos los hijos de Israel, así como a todos los extranjeros que se encontraran entre ellos (Lev. 24:22).
La lista de pasajes que hablan claramente en contra de hacer distinción de personas en todas sus formas podría incluir también pasajes del Nuevo Testamento, incluyendo Hechos 10:34, que dice: "Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas".
Conclusión: Al anciano de noventa años que comete--o ha cometido cuando era más joven--un acto digno de muerte tiene que aplicársele la pena capital al igual que al criminal de treinta años culpable de actos dignos de muerte según Dios.
Based on true events, The Third Man by Angela Sheffield, brings the Bible up close and personal as the characters face real issues of life: Betrayal, deceit, romance, bitterness, anger against God, hopelessness, will power, perplexity, triumph, unforgiveness, mental illness, and the "Alcohol made me do it" excuse. Read chapter one FREE now.
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