¿Enseñó Jesús contra la pena de muerte?
El "No matarás" no pone fin a la cuestión de si la Biblia cristiana enseña en contra de la pena de muerte para delitos como el asesinato. En los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, leemos repetidamente que Dios ordenó a Israel apedrear hasta la muerte a los que cometieran asesinato y otros actos que, según Dios, son dignos de muerte. Obviamente, hay que matar a una persona para apedrearla hasta la muerte. Tal hecho nos hace saber que "no matarás" se refiere al asesinato, NO a la ejecución como castigo por cometer asesinato. De hecho, el rey Saúl se encontró en serios problemas con Dios, porque se NEGÓ a matar a alguien que Dios le había ordenado ejecutar
(1 Samuel 15:2-3, 8, 18-19).
Entre los actos por los que se imponía la pena de muerte en el Antiguo Testamento estaban el secuestro (Ex. 21:16), maldecir a la madre o al padre (Ex. 21:17), practicar lo oculto / la magia (Ex. 20:27), adulterio (Ex. 20:10), violación (Dt. 22:25), actos homosexuales (Ex. 20:13) y asesinato en primer grado (Ex. 21:14).
¿Pero la pena de muerte no era sólo para los tiempos del Antiguo Testamento?
No, no es así. En el capítulo 13 del libro de Romanos del Nuevo Testamento, el apóstol Pablo habla de los sistemas de justicia. Habla específicamente del papel del verdugo en los sistemas de justicia. En referencia al verdugo, escribe: "porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.". (Romanos 13:4)
"Servidor de Dios" NO se refiere a alguien que es seguidor de Cristo, porque los cristianos NO somos ministros (servidores) de la ira y la venganza de Dios, sino de Su misericordia, como veremos en breve. Ministrar es servir. El ministro de Dios en el pasaje sirve a la voluntad de Dios ejecutando la venganza y la ira del Señor contra asesinos en primer grado, violadores y otros criminales violentos. El verdugo lleva la espada, que simboliza dar muerte a alguien.
Aunque estos criminales pueden recibir el perdón por sus pecados, deben ser ejecutados... aunque se arrepientan. El alma se salvará, pero el cuerpo debe ser ejecutado. Esta es la razón por la que en Éxodo 21:14, las instrucciones de Dios son ejecutar incluso al asesino que se arrepiente en el altar. El pasaje dice que hay que quitarlo del altar y ejecutarlo. La palabra "alevosía" se usa en el pasaje de Éxodo 21:14. "Alevosía" se refiere a ser astuto y mañoso. Debemos pensar, tramar y premeditar algo --un asesinato en este caso-- para hacerlo con alevosía. Esto es nada menos que asesinato en primer grado.
Romanos es un libro del Nuevo Testamento, que nos hace saber que la pena de muerte por crímenes capitales como el asesinato es la voluntad y el mandamiento de Dios ... incluso bajo la gracia. Repetimos. El verdugo (el servidor (ministro / siervo de Dios) en el pasaje de Romanos que acabamos de leer NO se refiere a ser un seguidor de Cristo. ¿Cómo lo sabemos con certeza? Por la respuesta: El verdugo es el ministro de la venganza y la ira de Dios. El apóstol Pablo explica que los cristianos, o seguidores del Nuevo Testamento del Dios de Israel, NO somos ministros de la muerte, también conocidos como ministros de la Letra, o ministros de la condenación. Los cristianos del Nuevo Testamento son ministros de la misericordia y la gracia de Dios, no de Su venganza. Por lo tanto, ambos ministerios siguen vigentes, lo cual tiene mucho sentido, a la luz de las palabras de Jesús de que Él NO vino a abolir la ley (Mat. 5:17).
El ministerio de la muerte se lleva a cabo por los no cristianos que sirven como verdugos en el ministerio de la ira y la venganza de Dios. El ministerio del Espíritu, también conocido como el ministerio de la misericordia y de la gracia, lo llevan a cabo los cristianos. Segunda de Corintios 3:5-6 habla a los cristianos, y dice: "...Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.".
Así que, aunque los cristianos probablemente no deberían servir como verdugos en los sistemas de justicia, tampoco tienen apoyo bíblico para estar en contra de la pena de muerte. El apóstol Pablo no era un verdugo. También apoyó claramente la posición y el papel del verdugo para actos dignos de muerte a los ojos de Dios.
¿Pero no enseña Jesús mismo en contra de la pena de muerte en ciertos pasajes como San Juan 8?
En el capítulo octavo de San Juan, leemos que los escribas y fariseos sorprendieron a una mujer en adulterio y la llevaron ante Cristo. Aquellos escribas y fariseos hablaron también a Jesús de la ley mosaica (Antiguo Testamento), que mandaba apedrear hasta la muerte a los adúlteros. Pero Jesús respondió: "El que esté libre de pecado entre vosotros, que tire primero la piedra contra ella" (San Juan 8:7). También le dijo a la mujer que no la condenaba. Y le dijo que no pecara más.
¿Por qué no aceptaríamos este pasaje como prueba bíblica de que Dios está en contra de la pena de muerte? En primer lugar, ¿qué se suponía que eran los escribas y fariseos? La respuesta: Seguidores de Dios. Jesús es Dios. Por lo tanto, deberían haber sido seguidores del Señor Jesús. Acabamos de aprender
que los verdaderos seguidores de Dios bajo el Nuevo Testamento son ministros del Espíritu...de la misericordia...y de la gracia, NO de la letra, también conocida como la ley, que mata. Si hubieran tenido el espíritu correcto, habrían sabido que apedrear a la mujer adúltera no era la voluntad de Dios bajo el nuevo pacto. El pasaje de San Juan nos dice que fueron acusados por su conciencia (se sentían culpables) cuando Jesús dijo que el que estuviese libre de pecado que tirase la primera piedra.
Ahora bien, sabemos que el hecho de que no estuvieran libres de pecado no era la razón por la que no podían ejecutarla. Nadie está completamente libre de pecado. El verdugo en los sistemas de justicia no está libre de pecado. Sin embargo, el verdugo lleva a cabo la venganza de Dios cuando ejecuta al asesino, secuestrador, violador, etc.
¿Entonces, se supone que los sistemas de justicia también deben ejecutar a los adúlteros, brujos y homosexuales?
¡No! Vamos a explicar por qué bajo el Nuevo Testamento de la gracia los asesinos, violadores, secuestradores y similares deben ser ejecutados, pero NO los adúlteros, homosexuales, hechiceros y similares.
Recuerde que bajo el Antiguo Testamento, el sistema de justicia era divino, porque Dios mismo lo dio. Sin embargo, en el pasaje de Romanos sobre el verdugo que lleva la espada, el apóstol Pablo está haciendo referencia a los sistemas de justicia TERRENALES. Recordemos también que Satanás es el dios de esta tierra presente (2 Cor. 4:4), razón por la cual los sistemas de justicia no siempre son justos. E incluso los mejores sistemas de justicia no se preocupan por el PECADO, sino más bien por la LEY Y EL ORDEN. Los sistemas de justicia terrenales NO se preocupan por la moralidad. Dios les ha dado que se preocupen por la ley, el orden, la paz y la seguridad en la tierra. Esta es la responsabilidad que Dios les ha dado, por eso la Biblia nos dice que nos sometamos a las leyes de la tierra a menos que una ley rompa la ley de Dios (Hechos 5:29).
Aquí está la gran diferencia: El Antiguo Pacto se ocupaba del pecado, la inmoralidad, el crimen y los actos de violencia. Se ocupaba de todo, porque su Autor era Dios mismo. Los sistemas de justicia terrenales --aunque pueden basarse en la Biblia-- son establecidas por el hombre pecador. Los pecadores no pueden eliminar el pecado, por lo que todos debemos someternos a Cristo... el único Dios-hombre sin pecado que puede eliminar el pecado. Leemos: "Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.". (1 Pedro 2:13-14).
El pasaje anterior no dice "para castigo de los pecadores", sino "para castigo de los malhechores". Los sistemas de justicia terrenales NO están autorizados por Dios para ejecutar a homosexuales, adúlteros y hechiceros. Esa gente comete pecados y actos de inmoralidad. Bajo el Nuevo Testamento, los ministros de Dios son ministros del Espíritu, misericordia y gracia. Trabajan para convertir a tales personas a Cristo para que puedan escapar de la ira venidera del Cordero...la espada venidera. Es por esto que los escribas y fariseos pecadores no apedrearon a la mujer adúltera. Sí, ella habría sido ejecutada bajo el Antiguo Pacto, que sí se ocupaba del pecado, el crimen y la violencia. Pero como Jesús ha venido, se le da gracia. Gracia no significa escape. Es como el periodo de gracia que podemos tener cuando se vence una factura. Podemos tener un periodo de gracia de 10 días para pagar una factura antes de perder algo. Aún debemos pagar esa deuda, o sufrir la pérdida de algo. Simplemente tenemos tiempo para reunir el dinero. El período de gracia de Dios no durará para siempre. El juicio se acerca. Y todavía hay una pena de muerte divina por esos pecados que sufriremos en la otra vida, si es que no nos arrepentimos.
Los sistemas de justicia pecaminosos del hombre nunca han sido capaces de eliminar el pecado. ¿Cómo puede el pecado acabar con el pecado? Sin embargo, incluso los pecadores tienen la autoridad y la comisión dadas por Dios para castigar a los autores de actos de violencia, que Dios odia, porque causan un gran sufrimiento en cualquier sociedad. Muchos asesinos, secuestradores y violadores son reincidentes. Si hubieran sido ejecutados, ¿cuántas personas se habrían librado de convertirse en sus víctimas? Así como fue un gran mal que Saúl perdonara la vida a Agag, cuando Dios había ordenado que fuera ejecutado, también es un gran mal que los sistemas de justicia perdonen la vida a asesinos, violadores, secuestradores y similares. Dios ha tenido misericordia de todos, porque nos ha dotado de conciencia.
Así pues, los autores de crímenes violentos no le hicieron caso a Dios, que intentó apartarlos de tal maldad a través de su conciencia. Eligieron no escuchar. Eligieron hacer un gran daño a otra persona. Por lo tanto, la justicia de Dios requiere la ejecución para su castigo, y la protección de la sociedad. Todas las leyes de Dios son para nuestro bien. Y cuando rechazamos Su ley, sufrimos... y hacemos sufrir a otros.
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