¿Puede alguien ver el rostro de Dios, y seguir vivo? Examinemos las “contradicciones” de la Biblia
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“[Dios] Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro. “(Éxodo 33:20-23).
Si no hay hombre que pueda ver el rostro de Dios y seguir vivo ¿por qué leemos entonces estas aparentes contradicciones en la Biblia?
“Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.” (Éxodo 24:9-11).
“Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.” (Génesis 32:30).
Veamos Éxodo 33:20-23 más de cerca
Las supuestas “contradicciones de la Biblia” a menudo tienen una resolución sencilla: hay que leer las Escrituras que anteceden y suceden a los pasajes con aparentes contradicciones en la Palabra de Dios. El versículo 18 del capítulo 33 de Éxodo revela que cuando Dios dijo: “no me verá hombre, y vivirá”, estaba respondiéndole al específico pedido de Moisés de ver Su gloria. “Gloria” y “rostro” son aquí las palabras clave, ya que leemos “El [Moisés] entonces dijo: Te ruego que me muestres tu GLORIA”.
Ahora, si tenemos en mente el pasaje de Éxodo 33:18-23 donde Dios dice que ninguno verá Su rostro y vivirá, vemos que el Señor se refiere específicamente a la gloria de Su rostro. ¿Cómo llegamos a esa conclusión? Si volvemos al pasaje de Éxodo 24:9-11 donde la nación de Israel vio a Dios, se nos dice que vieron la gloria del Señor: “Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.” (Éxodo 24:17).
El fuego abrasador en el monte no es el rostro de Dios, sino la apariencia de Su gloria. La Biblia nos dice que la tierra está llena de la gloria de Dios en diversas formas. Leemos que “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Salmos 19:1). Cuando contemplamos un bello atardecer estamos viendo la gloria de Dios. Vemos la gloria de Dios en la belleza de la naturaleza que Él creó: cadenas montañosas, plantas, animales, cascadas, el cielo nocturno, el océano, las colinas… Todas estas cosas son la gloria del Señor visible, y por eso un serafín del cielo clamó: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” (Isaías 6:3).
Hay que recordar, sin embargo, que el observar lo maravilloso y visible de la gloria die Dios no es lo mismo que ver la gloria del rostro de Dios. Podría argumentarse, tal vez, que el fuego abrasador en la cima del monte era el rostro de Dios. Pero no. No lo era porque las Escrituras nos dicen que Dios tiene ojos (Proverbios 15:3). El Señor tiene nariz (Éxodo 15:8). Y el Señor tiene boca (Mateo 4:4). El fuego de la cima del monte no es un rostro. Sabemos que el hombre tiene ojos, nariz, y boca y que fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26).
Así que entendemos ahora que ver la gloria de Dios no es lo mismo que ver el glorioso rostro del Señor. Vemos la gloria de Dios alrededor de nosotros todo el tiempo, y no morimos. Pero nuestros ojos naturales jamás han visto la gloria del rostro de Dios.
¿No dijo Jacob que había visto el rostro de Dios?
De nuevo, leamos esto: “Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios CARA A CARA, y fue librada mi alma.” (Génesis 32:30).
En la Biblia, Jacob no es el único que vio la cara de Dios. Entonces los pasajes de Génesis y otros, similares ¿no son contradicciones de la Biblia? No. No lo son. Veamos con atención lo que pasa en cada uno de estos pasajes, antes de llegar a conclusiones erróneas. Recordemos que las palabras clave son “gloria” y “rostro”. Cuando Jacob dice que vio a Dios cara a cara, no dice nada de la gloria. Lo que leemos es que Jacob luchó con un “hombre” durante la noche (Génesis 33:24). Algunos creen que Jacob tuvo un sueño, o una visión nocturna. Pero ya fuese que estuviera despierto o dormido, lo que importa es que no se menciona que el “hombre” con quien Jacob luchó tuviera una apariencia gloriosa. Cuando el Señor o Sus ángeles han mostrado su gloria, las Escrituras lo indican con claridad. Y no es el caso de Jacob. Él vio el rostro de Dios pero la Biblia no dice que lo viera en su gloria.
A lo largo del Antiguo Testamento hay pasajes que hablan de Dios mismo interactuando con Sus siervos…y esos siervos no morían ¿por qué? Es porque el Señor cubría Su gloria, ocultándola de los ojos naturales de esas personas. No es una hipótesis. Es lo que dicen las Escrituras. Por ejemplo, en el pasaje de Génesis 18:1-3: “Después le apareció Jehová (a Abraham) en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y (Abraham) alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, ...”.
Sabemos que estos “varones” eran el Señor porque aceptaron la adoración de Abraham. Los seres angélicos creados al servicio de Dios no aceptan adoración (Apocalipsis 22:8-9).
Aunque Dios le reveló al espíritu de Abraham que los tres varones eran, de hecho, el Señor mismo, Abraham no vio el rostro de Dios en su gloria. Lo que sucedió en cambio es que vio y habló con tres seres que se veían como tres hombres. No es extraño que el Dios trino y Uno se apareciera como tres varones… Dios en tres personas.
Recordemos que los ángeles tienen el poder de la metamorfosis y pueden adoptar la forma de una persona. Es lo que nos dice la Biblia: “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” (Hebreos 13:2).
Ese pasaje hace referencia explícita al estar en presencia de un ángel que se ve como una persona común y corriente…por lo general, un varón adulto. Si los seres angélicos, que son criaturas, tienen la capacidad de cambiar de aspecto ¿no tendría también ese poder su Creador? Por supuesto. Pero cuando el Señor se aparece como varón, o varones, en el Antiguo Testamento, no podemos decir que se trate de un caso de metamorfosis. ¿Por qué? Porque el Señor – a diferencia de los ángeles – también tiene poderes que son Suyos exclusivamente. Uno de esos poderes es la creación. De modo que cuando Dios aparece como hombre, o como varios hombres, en tiempo del Antiguo Testamento no sabemos si se trata de casos de metamorfosis o de “hombres” creados en forma temporaria. No es lo que importa. Lo que sí importa es que no hay mortal que haya podido ver el rostro de Dios en su gloria, y siga viviendo. Algunos han visto el rostro de un hombre u hombres, que cubrían la gloria del Señor, permitiendo así la interacción con Sus siervos, sin que murieran.
La última aparición terrenal del rostro de Dios
El último registro que tenemos de Dios visitando la tierra en la forma de un hombre, es cuando nació Cristo. La gente que veía a Jesús veía el rostro de Dios…aunque no en su gloria, lo cual les habría matado. Sabemos que Cristo vino a que lo mataran, no a matar. Notemos Su respuesta cuando Felipe pidió ver a Dios Padre: “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Juan 14:8-9).
No olvidemos que, si bien los ojos naturales podían ver el rostro de Jesús el hombre, el rostro de Jesús el Señor no se podía ver sin que causara la muerte. Es por eso que durante la transfiguración en el monte, Pedro, Santiago y Juan cayeron en profundo sueño…un trance, y vieron el glorioso rostro de Jesús el Señor en una visión (Mateo 17:1-9), pero NO lo vieron con sus ojos naturales. Las visiones son espirituales, no naturales. Sí, los ojos espirituales – en las visiones – pueden ver el rosto de Dios en su gloria, y seguir vivos. Los ojos naturales no pueden ver el rostro de Dios en su gloria y vivir…ni siquiera los apóstoles podían soportar tanta gloria.
No hay tal cosa como contradicciones en la Biblia. Lo que hay son malas interpretaciones de las Escrituras, falta de atención al detalle y, a menudo, el deseo de encontrar contradicciones bíblicas.
Traducción al español: Karin F. Handley de HeavenlyManna.net
Título original: Can a man see God's face and live? Examining "Contradictions" in the Bible
Based on true events, The Third Man by Angela Sheffield, brings the Bible up close and personal as the characters face real issues of life: Betrayal, deceit, romance, bitterness, anger against God, hopelessness, will power, perplexity, triumph, unforgiveness, mental illness, and the "Alcohol made me do it" excuse. Read chapter one FREE now.
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