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The Third Man by Angela Sheffield is based on a true story. Read chapter one now!
Lo que leemos en la Biblia tiene que ver con todos los seres humanos, sean cristianos o judíos, ateos o agnósticos, budistas, musulmanes o adherentes a alguna de las filosofías o nuevas religiones que surgen en el mundo. ¿Por qué? Ver mayor información sobre este interesante libro.
Jesus saith unto him, I am the way, the truth, and the life: no man cometh unto the Father, but by me.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Jesus spricht zu ihm: Ich bin der Weg und die Wahrheit und das Leben; niemand kommt zum Vater, denn durch mich!
En referencia a la nación de Israel, leemos, "...así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de sus ojos" (Zacarías 2,8).
Hay quien dice, "es injusto que Dios haya escogido a Israel. Eso es un tener favoritismos, cosa que condena la misma Biblia ¿no? Si Dios no es justo, ¿por qué espera Él que lo seamos nosotros?"
Declaraciones como la que acabamos de leer revelan un malentendido grave de la elección de Israel. Primero, en el principio, Dios NO escogió a una nación, sino más bien a un solo hombre: Abram. Leemos: "Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande." (Génesis 12,1-2).
Si conocemos las historias del Antiguo Testamento, aunque solo conozcamos lo básico sabremos que los descendientes de Abram--cuyo nombre Dios cambió a Abraham--fueron esclavos en Egipto durante muchos años. Cuando Dios los libertó usando a Moisés y salieron de Egipto, la Biblia dice que una multitud mixta salió con ellos. Leemos: "Partieron los hijos de Israel... También subió CON ELLOS grande multitud de toda clase de gentes..." (Éxodo 12:37-38). Notemos que dice "gentes" en plural, no "gente". También dice que salieron CON los israelitas, lo cual quiere decir que ellos mismos no eran israelitas. No es de extrañar que haya judíos de todas las razas: judíos negros (falashas), blancos, asiáticos, indios, etc.
Más tarde en el desierto, Dios le da a Moisés instrucciones sobre cómo integrar al extranjero a la congregación de Israel para que fuera como quien había nacido israelita. Leemos: "...si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará. Y será como uno de vuestra nación. Pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros." (Éxodo 12,48-49).
Ahí lo tenemos. Ni al israelita...al nativo de Israel que no se había circuncidado se le permitía celebrar la pascua. En eso sabemos que ser parte de la nación elegida no es algo automático. En aquellos tiempos, la gente se unía a la congregación de Israel por medio de rituales de purificación y la circuncisión. Así es cómo muchas personas pudieron hacerse judíos y formar parte de la nación elegida. Leemos: "Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían judíos..." (Ester 8,17).
Lo cierto es que no pretendemos decir que no hay ninguna diferencia entre los descendientes de Abraham de sangre y los gentiles que Dios ha injertado en el buen olivo según el capítulo 11 de Romanos. Lo que importa es que entendamos que el ser judío--a los ojos de Dios--va mucho más allá de ser descendiente de Abraham. Nos parece que estos dos pasajes lo resumen todo muy bien:
En una ocasión, durante una discusión con personas que de verdad eran descendientes de Abraham , Jesús les dijo: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer..." (San Juan 8,44).
Tanto los judíos, ramas naturales de Abraham, como los gentiles pueden ser hijos del diablo. De la misma manera, tanto los gentiles como los judíos pueden llegar a ser hijos de Dios por medio de Cristo. Por eso leemos: "Pues no es judío el que lo es exteriormente...sino que es judío el que es en lo interior..." (Romanos 2,28-29).
Based on true events, The Third Man by Angela Sheffield, brings the Bible up close and personal as the characters face real issues of life: Betrayal, deceit, romance, bitterness, anger against God, hopelessness, will power, perplexity, triumph, unforgiveness, mental illness, and the "Alcohol made me do it" excuse. Read chapter one FREE now.
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