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The Third Man by Angela Sheffield

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Teofila Gottfried book

¿Qué tiene que ver conmigo? por Teófila Gottfried

Lo que leemos en la Biblia tiene que ver con todos los seres humanos, sean cristianos o judíos, ateos o agnósticos, budistas, musulmanes o adherentes a alguna de las filosofías o nuevas religiones que surgen en el mundo. ¿Por qué? Ver mayor información sobre este interesante libro.


Scripture of The Day - St. John 14:6

Jesus saith unto him, I am the way, the truth, and the life: no man cometh unto the Father, but by me.

Escritura del día - San Juan 14,6

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Bibelstelle des Tages - Johannes 14,6

Jesus spricht zu ihm: Ich bin der Weg und die Wahrheit und das Leben; niemand kommt zum Vater, denn durch mich!


traducciones inglés español

Objetos malditos: ¿Pueden los espíritus malos pegarse a objetos?

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Más gente de lo que pensemos han tenido experiencias espeluznantes con objetos embrujados y malditos en la vida real. ¿Trata la Biblia sobre lo que estaba ocurriendo en aquellas experiencias? De ser así, ¿qué revelan las Escrituras de la Palabra de Dios? En primer lugar, tengamos en cuenta que la Biblia solo nos ofrece suficiente información para entender lo básico del mundo de los espíritus satánicos. No entra en pormenores como lo hacen los libros del ocultismo. ¿Por qué? Porque no es un libro para instruir en el ocultismo sino más bien en la justicia (2 Timoteo 3:16).

Sí. La Biblia dice que los objetos malditos existen


La Palabra de Dios no solo nos hace saber de manera clara que los objetos malditos existen, sino que también contesta a estas preguntas:

1. ¿Qué es exactamente un objeto maldito?
2. ¿Cómo es que los objetos llegan a ser malditos?
3. ¿Qué puede suceder cuando tenemos objetos malditos?
4. ¿Vamos a creer que los espíritus malos de verdad pueden adherirse a los objetos?
5. ¿Qué hacer si tenemos algún objeto maldito?

Leemos: "Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella. Solamente Rahab la ramera vivirá con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema. Ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis." (Josué 6:17-18)

El pasaje de Josué nos hace saber que ciudades enteras y todo lo que hay en ellas, incluyendo a los vecinos, pueden ser malditos. También aprendemos que podemos traer maldición a nuestra vida tomando cosas malditas para nosotros. En una ocasión, una joven cristiana vio en un catálogo una lámpara que tenía la forma de una diosa griega, y decidió comprarla. En tres ocasiones, la empresa le envió el artículo mal. A pesar de sus llamadas, nunca lograron corregir su pedido. Por fin comprendió que el Señor le estaba protegiendo contra meter en su casa un objeto maldito. ¿Quién sabe qué problemas aquella lámpara en forma de una diosa griega habría causado a su hogar? En la Palabra de Dios leemos: "Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego. No codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios. Y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo lo aborrecerás y la abominarás, porque es anatema." (Deuteronomio 7:25-28).

Sí, la Biblia revela que los objetos pueden ser malditos, y que podemos traer maldición a nosotros cuando traemos la abominación a nuestro hogar. A veces, la razón por la cual las cosas dan miedo es porque hay algo en nuestra casa que es maldito.

¿Qué es exactamente un objeto maldito?


El pasaje de Deuteronomio 7:25-26 que acabamos de leer responde a la pregunta sobre la definición de "cosa maldita". Es una abominación a Dios. El pasaje también revela que es un engaño. Que engaña al que la posee. También es un objeto que Dios aborrece. Y nosotros tenemos que aborrecer lo que Dios aborrece, razón por la cual leemos: "...del todo la aborrecerás y la abominarás." Ahora bien, no aborrecemos a las personas malditas. Sin embargo, sí detestamos sus obras abominables. Tened en cuenta que en los tiempos del Antiguo Testamento, los objetos abominables y malditos así como las personas malditas y abominables que los tallaron o esculpieron en la práctica del ocultismo fueron destruidos. Por eso ejecutaban a los brujos, médiums, adivinos, etc.

¿Cómo es que los objetos llegan a ser malditos?


La Biblia revela que hay al menos dos maneras en las que los objetos llegan a ser malditos:

1. En el momento en el que los hacen son ya abominación.
2. Los utilizaron en una manera que le desagradó a Dios.

Tened en cuenta que las Escrituras que hemos leído hasta ahora NO dicen que Dios maldijo los objetos, sino más bien que simplemente eran malditos. ¿Qué quiere decir eso? Es simple. Cualquier cosa que Dios rechace es una maldición en menor o mayor grado. Dios rechaza la desobediencia a Su Palabra, a Sus leyes y estatutos. Por esto se nos dice que quien no quiera al Señor Jesús "sea anatema" (1 Corintios 16:22). ¿Por qué? Porque se nos manda amarle (Mateo 22:37-38). Cuando no queremos hacerlo, desobedecemos. Los mandatos no son opciones. Así que cuando leemos, "harás..." o "no harás..." esto o lo otro, se trata de un mandato. Obedecer a Dios es invitar a Su presencia...nuestra única proteccíon contra la maldición. Quitar Su presencia es quedar maldito en menor o mayor grado. En pocas palabras, los distintos grados de desobediencia traen distintos grados de maldiciones. Las Escrituras parecen dar el mensaje de que cuanto más el Señor aborrezca una cosa, más fuerte es la maldición. Miremos el pasaje de Éxodo 20:3-5.

Ese pasaje revela una de las formas más peligrosas de traer una maldición terrible a nuestra vida: La idolatría. En ese pasaje, Dios revela Su intolerancia de que tengamos otros dioses delante de Él. Nos hace saber que es un Dios celoso. Dios hizo a los hombres conforme a Su semejanza, y sabemos que somos capaces de cualquier cosa cuando estamos celosos. No nos pasamos al imaginarnos lo terrible que puede ser Dios cuando está celoso y manifiesta Su ira. Vamos a leer ese pasaje, y luego vincularlo a la Escritura que revela que cuando a Dios le provocamos a celos sirviendo a otros dioses, la maldición es la consecuencia...y una terrible. También se nos recuerda que Dios odia cuando hacemos para nosotros esculturas de cosas que Él creó en el cielo, la tierra, o en las aguas debajo de la tierra.

Leemos: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso..." (Éxodo 20:3-5).

Hay quien argumenta que hicieron imágenes para el templo de Dios, así que debe de estar bien. No olvidemos que aquellas imágenes las hicieron para el templo, no para el pueblo. El pasaje de Éxodo nos dice que no hagamos esculturas de otros dioses para NOSOTROS. Ahora bien, si volvemos con el pasaje de Deuteronomio 7:25-26, leemos: "Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego...pues es abominación a Jehová tu Dios... Es anatema."

Si algún objeto es abominación a Dios, es una cosa maldita también. Y si lo metemos en nuestra casa, traemos maldición a nuestra vida. Así es que para que un objeto llegue a ser maldito basta con ser abominación. Si haces una escultura de algún dios, tienes un objeto maldito...por haber hecho una cosa abominable. Es así de sencillo.

Otra manera en la que los objetos que no sean imágenes llegan a ser malditos es por ser utilizados de una forma que le es ofensiva a Dios. Por ejemplo, el objeto lo utilizaron en la adoración de uno o más ídolos. Leemos: "Si oyeres que se dice de alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da para vivir en ellas, que han salido de en medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos que vosotros no conocisteis, tú inquirirás, y buscarás y preguntarás con diligencia. Y si pareciere verdad, cosa cierta, que tal abominación se hizo en medio de ti, irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella hubiere. Y también matarás sus ganados a filo de espada. Y juntarás todo su botín en medio de la plaza. Y consumirás con fuego la ciudad y todo su botín, todo ello, como holocausto a Jehová tu Dios. Y llegará a ser un montón de ruinas para siempre. Nunca más será edificada. Y no se pegará a tu mano nada del anatema para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres." (Deuteronomio 13:12-17)

El pasaje que acabamos de leer revela que porque sirvieron a ídolos en la ciudad, todo el botín quedó maldito. El botín incluía a los animales y otras cosas que no fueran esculturas de dioses. De ahí, los objetos que no parecen tener nada que ver con el plano espiritual pueden ser malditos. Sí, maldición fuerte, porque el pasaje dice que quemando aquellas cosas, y no tocando nada del botín, el Señor "se apartará del ardor de su ira." Así que, caulquier objeto puede terminar siendo una cosa maldita si lo utilizaron en la idolotría, o incluso si entró en contacto con cosas que se utilizaron en la idolatría.

Los objetos embrujados que echan humo, resplandecen, y que dan miedo


En la vida real, una familia que vivía en una casa donde andaban "fantasmas", experimentó un aumento en la actividad paranormal después de que decidieron explorar el desván de su casa. Entre las cosas que bajaron al segundo piso estaba un marco que en algún momento de aquella noche empezó a echar humo y a brillar. Ahora bien, podemos decir que la familia tenía un marco maldito, y posiblemente otros objetos malditos. Pero ¿el creer en tal actividad paranormal tiene apoyo bíblico realmente? Sí, lo tiene.

Leemos: "...Y echó Aarón su vara delante de Faraón y sus siervos, y se hizo culebra. Entonces llamó también Faraón sabios e hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos, pues echó cada uno su vara, las cuales se volvieron culebras... Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende su mano sobre las aguas de Egipto...para que se conviertan en sangre. Y los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos." (Éxodo 7:10-12, 19, 22)

Los pasajes que acabamos de leer no hablan de espectáculos de magia montados por los egipcios, sino más bien de la verdadera magia egipcia...hechizos reales. No tenemos razón para creer que las varas que utilizaron los egipcios no parecían varas de verdad...objetos inanimados. Sin embargo, mediante el hechizo, aquellos objetos "cobraron vida". Aunque los espíritus malos no tienen el poder de la creación, sí tienen el poder de la metamorfósis, porque son ángeles. Y sabemos que la Biblia nos dice que es posible que hospedemos ángeles sin saberlo (Hebreos 13:2). Eso quiere decir que los ángeles pueden adoptar la forma de una persona.

Si a través del poder del hechizo las varas pueden convertirse en culebras, ¿porque vamos a pensar que los hechizos no pueden hacer que los marcos echen humo y resplandezcan? La manifestación del mal tiene muchas formas. Por lo tanto, hacedle caso al niño que os cuente un "cuento chino" en el cual su osito de peluche se convierte en monstruo. Y si algún objeto cuyo origen desconocéis os pone los pelos de punta, no le quitéis importancia. Bien podría ser vuestra protección.

Pero ¿pueden los espíritus malos pegarse a algún objeto realmente?


Nos parece que la Biblia responde afirmativamente a esa duda. Mirad estos hechos:

Dios dice que cuando nos inclinamos a, y / o servimos a las esculturas de dioses o imágenes que le provocamos a celos (Éxodo 20:4-5). Ahora bien, el apóstol Pablo dice que los ídolos no son nada (1 Corintios 8:4). Y leemos: "Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, más no hablan. Tienen ojos, más no ven. Orejas tienen, más no oyen. Tienen narices, más no huelen. Manos tienen, más no palpan. Tienen pies, más no andan. (Salmo 115:4-7).

¿Por qué el Señor va a estar celoso de nada? ¿Va a estar celoso de lo que no es más que una cosa? Dios no está celoso de un trozo de madera, de arcilla, plata, ni de oro. Está celoso del espíritu detrás de él, y que se ha pegado al trozo de madera, de arcilla, de plata o de oro. Los paganos ponen estatuas para "vigilar" a sus enemigos. Luego vuelvan con ellas para obtener información de la estatua o imagen. Ahora bien, si aquellas estatuas no tienen ojos que puedan ver, ¿quién creéis que es que vigila por ellos? Algún espíritu. Esto no es la única prueba que tenemos de que los espíritus malos pueden pegarse a objetos e imágenes, y que sí lo hacen. Leemos: "...a los ídolos ofrecían sahumerios." (Oseas 11:2) "Sahumerios" significa incienso.

No olvidéis que las estatuas no tienen un nariz que pueda oler. Así es que ¿quién creéis que fue que olió el incienso? El espíritu pegado a la escultura...la imagen. También leemos: "El rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al principio de los dos caminos para usar de adivinación. Ha sacudido las saetas. Consultó a sus ídolos..." (Ezequiel 21:21). Bueno, las estatuas e imágenes no tienen oídos que puedan oír, así que ¿qué creéis que estaba sucediendo cuando el rey consultó a aquellas imágenes? Estaba consultando a los demonios y diablos pegados a aquellas imágenes. Sí, esto es una revelación clara y bíblica que los espíritus malos se adhieren a estatuas, imágenes y objetos, haciendo que los mismos sean malditos. Os invitamos a que descarguéis este vídeo de solo unos minutos para repasar lo que acabáis de aprender sobre la verdad de que los espíritus malos efectivamente pueden pegarse a objetos.

¿Qué hacer si tenemos objetos malditos?


La respuesta sencilla es que hacemos lo que Dios, en la Biblia, le dijo a Su pueblo que hiciese. Si se trata de pertenencias o un "regalo", podéis hacer lo que indican las Escrituras: Quemarlas para que no caigan en manos de nadie. Leemos: "Muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron..." (Hechos 19:19).

The Third Man by Angela Sheffield Based on true events, The Third Man by Angela Sheffield, brings the Bible up close and personal as the characters face real issues of life: Betrayal, deceit, romance, bitterness, anger against God, hopelessness, will power, perplexity, triumph, unforgiveness, mental illness, and the "Alcohol made me do it" excuse. Read chapter one FREE now.


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