¿Una serpiente que habla en el Jardín del Edén?
La serpiente que habla, en Génesis
Génesis 3:1 dice: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbl del huerto?” Allí está, en la Biblia: un animal que habla. Algunos han sugerido que la serpiente que hablaba no se comunicó con Eva de manera audible, con voz, sino más bien por influencia sobre sus pensamientos.
Las buenas preguntas que se han formulado incluyen algunas que presentamos a continuación:
1. ¿Cómo es que a Eva no le pareció raro que un animal le hablara?
2. El diablo ¿adoptó la forma de una serpiente? ¿O poseyó al animal?
3. ¿Por qué maldijo Dios a la serpiente si no era más que un animal inocente utilizado por Satanás?
4. Si Dios maldijo a la serpiente ¿significa que los animales pueden pecar?
5. ¿Responde la Biblia de verdad a cualquiera de estas legítimas preguntas? Veámoslo.
La conversación de Eva con la serpiente que hablaba: ¿audible o mental?
2 Corintios 4:3-4 es uno de los muchos pasajes que nos enseñan que Satanás (el diablo) es el dios de este mundo actual. Pero en el principio no gobernaba el mundo. El hombre justo lo gobernaba. Leemos: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dij: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. Antes de que Adán y Eva pecaran, tenían el dominio de la tierra, incluyendo a los animales y por lo tanto, también a la serpiente. Allí donde hay dominio hay comunicación. Así, Adán y Eva, como gobernaban a los animales tal como lo declaran las Escrituras, por cierto tenían capacidad de comunicarse con ellos.
Lo que no sabemos es si la serpiente le habló a Eva con voz audible, o si le habló a su mente. Sin embargo, los cristianos que creen que le habló con voz audible no tienen por qué ser considerados incautos. Las Escrituras enseñan que la serpiente LE DIJO esas palabras a Eva. No nos dicen que le envió pensamientos. Y consideremos también el pasaje de 2 corintios 11:3-4, que dice: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engaño a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, os si recibís otro espirítu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis”.
Adán y Eva ya habían recibido el evangelio, que era muy simple. Consistía de solo un mandamiento: no coman del árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente fue a presentarle a Eva otro “evangelio” que decía que no morirían si comían del árbol prohibido. Cuando Pablo les habló a los de Corinto sobre el peligro de dejarse engañar para creer en otro evangelio, les dijo: “Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gálatas 1:9). ¿Tenemos que pensar que los predicadores de un falso Jesús, o un falso evangelio, predicaban sus doctrinas por transmisión de pensamientos?
Aunque sí es cierto que el enemigo es capaz de ejercer influencia sobre nuestros pensamientos si se lo permitimos, también utiliza personas que tienen voces audibles. Pablo explica que así como “detrás” de las palabras de la serpiente a Eva estaba el diablo, el mismo enemigo es el que está detrás de las palabras audibles de los predicadores de un falso evangelio. Esta comparación del apóstol Pablo no puede usarse para afirmar dogmáticamente que la serpiente que hablaba en el jardín del Edén tenía voz audible. Pero sí confirma que la serpiente ha inspirado y sigue inspirando palabras audibles que contradicen a Dios.
Consideremos además la verdad de que la Biblia sí confirma que los animales tienen un proceso de pensamiento. ¡Hasta hay un pasaje que nos cuenta sobre un animal que pudo hablar! Números 22:30 dice: “Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No.”
¿Le pareció raro a Balán que su burro le hablara? No. ¿Por qué le habría parecido raro a Eva, en el mundo en que vivía, que el animal más sutil de los campos (Gén. 3:1), la serpiente, le hablara? No hay por qué pensar que es loca la idea de que hubiera una serpiente que hablara. Los loros ¿no son animales que hablan, sin que haga falta influencia espiritual para que usen las cuerdas vocales que Dios les dio?
¿Cómo usó Satanás a la serpiente?
Hay personas, entre ellas algunos cristianos, que piensan que el diablo poseyó a la serpiente. Y otras, entre ellas otros cristianos, creen que adoptó la forma de la serpiente. Solo podemos guiarnos por lo que nos revelan las Escrituras. No hay ningún pasaje que respalde la creencia de que el diablo adoptó la forma de una serpiente. Así que no creemos que sea eso lo que sucediera. Por lo tanto, tiene que haber obrado a través de la serpiente. La Biblia no nos dice si la poseyó o no. Solo nos dice que habló a través de la serpiente. NO olvidemos que Satanás obra en y a través de sus ministros, los ministros de lo que se opone a Dios (2 Cor. 11:14-15).
Vemos también en las Escrituras que Dios le dijo a su siervo Ezequiel que le hablara directamente al diablo que había detrás de las malas palabras y acciones del rey. Observemos que Ezequiel se dirigió al rey con palabras que eran, no solo para él, sino para la entidad maligna que lo influía o poseía. Leemos: “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo, y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tambores y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación” (Ezequiel 28.11-13).
El rey de Tiro jamás había estado en el jardín del Edén. Pero Satanás, sí. Adán y Eva son las únicas personas que han estado en el jardín de Dios. Esta es solo una parte del pasaje que confirma que así como Ezequiel se dirigía al rey, se dirigía también al espíritu del mal que había “detrás” del rey: el mismo Satanás.
El diablo pudo usar al rey de Tiro para obrar un plan diabólico. Ese mismo diablo ya había obrado un plan diabólico en el Edén, por medio de la serpiente que hablaba. Habrá quienes digan que es imposible que se pueda usar a una serpiente lo mismo que a un rey, porque ésta es un animal. Sin embargo las Escrituras nos dicen que la serpiente era la bestia más sutil de los campos (Gén. 3:1) y eso equivale, nada más ni nada menos, a decir que era una criatura con sabiduría. ¿Olvidamos lo que Jesús les dijo a Sus seguidores? “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mat. 10:16).
La serpiente era una criatura con sabiduría. Punto. Tenía un proceso de pensamiento inteligente. ¿Significa eso que se dejó usar por Satanás? ¿Qué el animal cooperó de alguna manera con el enemigo? ¿No significaría eso que la serpiente que hablaba pecó? Hay varios pasajes que sí parecen sugerir que los animales podrían tener la suficiente capacidad de pensamiento como para, en ocasiones, estar dispuestos a ser instrumentos del enemigo (Satanás).
En Génesis 9:2 vemos que Dios pronunció un gran temor al hombre en todos los animales. El hombre es malo y por ello los animales necesitan temerle. Y muchos animales tienen fuerza como para matar a un hombre. Así, el miedo que Dios puso en los animales podría concebirse como protección para unos y otros. Sin embargo, leemos sobre el león que le rugió a Sansón. El Espíritu de Dios vino sobre Sansón y le dio fuerzas para despedazar al león (Jueces 14:5-6). Ese león ¿desafió al espíritu de temor que debía tener? Nos suena conocido, y recordamos las palabras del apóstol Pedro que enseña: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).
Los leones no tienen fama de andar atacando a la gente. Son animales. Y sobre ellos se pronunció el mismo miedo al ser humano que se pronunció sobre otros animales. ¿Fue Satanás el que “inspiró” al joven león rugiente para que atacara a Sansón, siervo de Dios? El Señor no tuvo que matar al león. Recordemos que cuando echaron a Daniel en la fosa de los leones, Dios simplemente envió a un ángel para cerrarles la boca (Daniel 6:22). No los despedazó como sucedió con el león que le rugió a Sansón.
También leemos que cuando el Señor descendió sobre el monte Sinaí, en Éxodo 19.13, “No lo tocará mano, porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá....” Y tenemos, finalmente, el pasaje de Éxodo 21:28-29 en donde la ley manda apedrear a muerte al buey si mata a alguien. Si el buey se hubiera mostrado agresivo, y al dueño se le hubiera avisado pero no hiciera nada por mantenerlo atado o encerrado, morirán tanto el buey como su dueño.
En ambos casos, si el buey mataba a alguien, Dios mandaba matar al animal. ¿Es lógico pensar que los animales tienen inteligencia suficiente como para cooperar con Satanás, como podría haberlo hecho la serpiente? Los animales sí son capaces de pensar, como lo muestran las Escrituras. Y también nos revelan que tienen espíritu (Eclesiastés 3.21).
¿Eso significa que la serpiente que hablaba, pecó igual que Adán y Eva? Las Escrituras NO DICEN eso. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre...” (Rom. 5:12). Las Escrituras no dicen que el pecado entró en el mundo a través de una serpiente, sino “por un hombre”. Recordemos que el hecho de que los animales no puedan pecar como sí puede hacerlo el hombre, no significa que no tengan capacidad suficiente como para decidir que cooperarán con Satanás.
¿Fue Satanás el que estaba en la serpiente del Edén? ¿O el que obraba a través de ésta? Leemos lo siguiente: “Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años” (Apocalipsis 20:2).
Traducción de Karin F. Handley de HeavenlyManna.net
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