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¿Qué tiene que ver conmigo lo que dice la Biblia? ¿Sirve en estos días lo que se cuenta allí? ¿No son anticuadas sus enseñanzas? ¿Qué tengo que ver yo con gente que vivió hace dos, cuatro o seis mil años? ¿Es posible aplicar a mi vida algo de lo que dice la Biblia? ¿O los Diez Mandamientos es todo lo que enseña? En tal caso ¿puedo considerarme "buena persona" si los cumplo? Lo que leemos en la Biblia tiene que ver con todos los seres humanos, sean cristianos o judíos, ateos o agnósticos, budistas, musulmanes o adherentes a alguna de las filosofías o nuevas religiones que surgen en el mundo. ¿Por qué? Ver mayor información sobre este libro dinámico.
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Según el autor del libro, Metafísica, Socorro Alcalá, la verdadera naturaleza del hombre es buena. En su libro escribió, "El alma de un recién nacido es como una página en blanco, sin maldad, prejuicios, temores, odios ni ambiciones, limpia, tal como surge de las manos del Creador. Si ese niño pudiera ser criado en un ambiente 'salvaje', que creció entre lobos, panteras, osos, etc., y hacerse adulto en ese medio, jamás desarrollaría problema de personalidad alguno. Conservaría la pureza de sus primeros días, siendo incapaz de concebir en su mente más ideas que las de la supervivencia y la diversión. Aún a los treinta años de edad, sería tan inocente como un chiquillo de tres años".
Lo que dice el autor sobre la naturaleza del hombre, que es buena, suena lógico, correcto, y tiene sentido. Pero, si conocemos la palabra del Creador del hombre, pronto vemos que los conceptos de la metafísica no enseñan lo correcto. De hecho, enseña todo lo contrario de lo que dicen las escrituras sobre la verdadera naturaleza del hombre.
El rey David, siervo de Dios, declaró, "He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre" (VRV, Salmo 51:5). David no nació fuera del matrimonio. No fue concebido en adulterio ni en fornicación. ¿Por qué razón entonces dijo David, "en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre?" David sabía que la naturaleza del hombre es pecaminosa, es mala a los ojos de Dios. Puede no serlo para los hombres, pero lo es para Dios. Esta verdad se repite a lo largo de las Escrituras de ambos testamentos de la Santa Biblia.
¿Significa que los bebés no son inocentes a los ojos de Dios? Claro que no. Nacer pecador no significa que los bebés pecan sino que tienen la naturaleza del hombre, es decir, una naturaleza pecaminosa que hace que pequen como van creciendo. Es inevitable. Hasta el apóstol Pablo, siervo fiel de Dios, tuvo que luchar contra la naturaleza del hombre que heredó de Adán y Eva.
Pablo escribió, "Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley; que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios, pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley de pecado" (Romanos 7:18-25).
"La ley del pecado" se refiere a la naturaleza del hombre, la pecaminosa que toda persona heredó de Adán y Eva por su caída de la gracia en el huerto del Edén. Los espíritus anticristianos detrás de las enseñanzas de la metafísica quieren que el hombre crea que nació perfecto. Mientras crea esa mentira no verá ninguna necesidad del Salvador, Jesús, que nos perdona nuestros pecados SI confesamos que somos pecadores que necesitan salvación (1 Juan 1:9-10).
La naturaleza del hombre es pecaminosa según la palabra de Dios, Espíritu Santo detrás de las sagradas escrituras que son perfectas en sus profecías y sus enseñanzas científicas.
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